Erotismo

Spanking para principiantes: La guía definitiva

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“El azote es el mayor homenaje que se puede rendir a la más digna, más refinada y más generosa parte de la mujer: las nalgas” Jean Pierre Enard.

Si tu fantasía erótica es que te azoten o ser tú el que azota a tu pareja, estás de suerte porque el Spanking está de moda. Se trata de una práctica sexual que consiste en azotar o dar (y recibir) nalgadas para disciplinar a tu pareja. El Spanking es una actividad muy común entre todos los practicantes del BDSM y cada vez más habitual entre todos aquellos que desean innovar en el dormitorio y explorar la relación de dominante y dominado en la cama.

¿Te gustaría probar el Spanking? A continuación te dejamos la guía definitiva para que ambos disfrutéis plenamente de una buena sesión de azotes eróticos y que nadie salga herido… de más.

PASO 1: Descubre qué le gusta a tu pareja

Como en toda práctica de BDSM hay un dominante y un sumiso, así que antes de comenzar con las nalgadas es importante que defináis vuestros roles y saber qué es lo que le excita a cada uno. Recuerda que el Spanking no se trata del número de azotes ni de la intensidad de ellos sino de excitar a tu pareja estimulando una de las zonas más eróticas de su cuerpo.

PASO 2: Escoge la mejor postura

Ambos tenéis que sentiros cómodos para realizar esta práctica sexual. Si es la mujer quien recibe los azotes, puede colocarse sobre las rodillas del hombre o sobre un cojín ya que los movimientos que producen las nalgadas también sirven para estimular el clítoris al frotarse contra el soporte. Otra opción es la postura del perrito, azotando durante en pleno coito. Lo importante es escoger una postura que os permita realizar el Spanking cómodamente y que además os ponga a tono.

PASO 3: Azote básico

Una vez elegida la postura más adecuada puedes comenzar a azotar a tu pareja con la mano ya que ambos podréis sentir de inmediato la sensación y fuerza deseada. Te aconsejamos que comiences con suavidad, con la palma de la mano un poco ahuecada y los dedos unidos. De esta manera se produce más sonido y se enrojece la piel sin causar demasiado dolor. Si no le estimula suficiente, propínale golpes secos son la mano abierta y que escuezan pero con moderación.

PASO 4: Utiliza otros objetos

Cualquier objeto nos puede servir para realizar el Spanking, desde un cepillo del pelo, una cuchara de madera para cocinar, toallas húmedas… No obstante, existen algunos objetos diseñados específicamente para este propósito como las palmetas (varas finas y flexibles de fresno o plástico, la fusta y diversos tipos de látigos. Puedes ir a una sex shop y echarles un vistazo. No está de más que acompañéis el Spanking con algún disfraz que os ayude a entrar en situación como de colegiala o dominatrix.

PASO 5: Modifica el ritmo de los azotes

La técnica más recomendada en el Spanking es realizarlo con un ritmo lento e irregular. Así se favorece la excitación puesto que la persona azotada no sabe cuándo va a ser el próximo azote y no hay nada más excitante que la expectación, ¿verdad?

Una vez estimuladas las nalgas es el momento perfecto para disfrutar del coito, o “sexo vainilla” para los practicantes del BDSM, ya que el flujo sanguíneo está concentrado en las nalgas y muy cerca de los genitales por lo que se disfrutará mucho más del sexo y se llegará al orgasmo con mayor facilidad. Eso si no se ha llegado ya porque el Spanking es una práctica tan placentera para algunos que no necesitan más para alcanzar el clímax. ¿Te animas a probarlo?

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