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Posturas para sexo bondage

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¿Te gusta el BDSM? ¿Sabes lo que es el bondage? ¿Te excita? ¿Nunca lo has probado pero sientes curiosidad? Desde Encuentro Adulto queremos compartir contigo 5 posturas sexuales ideales para practicar sexo bondage, con cuerdas, ataduras y antifaces para hacer las delicias de amos y sumisos. ¿Te atreverías a probarlas todas?

Gracias al reciente éxito de la saga 50 sombras de Grey, cada vez son más las personas que se interesan por este tipo de prácticas y se animan a probar las mieles del BDSM. Lo ideal sería empezar poco a poco, comenzando muy flojito e ir viendo si os gusta o no y, al mismo tiempo, avanzando en la exploración de este mundo de sensaciones y placeres desconocidos, siempre haciéndolo con respeto y de mutuo acuerdo. Dentro del BDSM, la disciplina más suave y morbosa es el bondage, el arte de atar e inmovilizar a tu pareja.

Para practicar el bondage es aconsejable que uséis ataduras y cuerdas especiales. Las cuerdas normales, las que se hacen de fibras vegetales tejidas, son muy asperas y pueden provocar daños en la piel, además de resultar muy molestas. No hace falta buscar mucho pues en cualquier sexshop podréis encontrar muchas cuerdas y herramientas para empezar en el bondage de la mejor forma posible.

Posturas para sexo bondage

Para ayudarte a inspirarte, te dejamos algunas posturas sexuales para practicar sexo bondage con tu pareja. Estas posturas te ayudarán a disfrutar del arte de la cuerda y te irán preparando para lo que está por venir, pues te permitirán adentrarte cada vez más en este morboso arte sexual.

1. Misionero prisionero

Una de las posturas más básicas es aquella en la que el sumiso se acuesta boca arriba con los brazos y las piernas abiertas y extendidas para atar sus extremedidades a los extremos de la cama. Esta postura es perfecta cuando el amo es un hombre y la mujer juega el papel de sumisa, ya que permite una penetración muy placentera y muy sencilla. En caso de que el sumiso sea el chico, podemos hacer lo mismo pero sin atarle las piernas, de esta forma le dejaremos cierta libertad de movimientos.

2. Esposado

Esta es una de las posturas más típicas del bondage, sobre todo cuando los juegos se realizan con unas esposas. El sumiso se acuesta boca arriba con los brazos extendidos hacia atrás, mientras que el dominador o la dominadora, lo esposa inmovilizando sus brazos, para luego llevar a cabo toda clase de juegos sexuales.

3. Boca abajo

Se trata de una postura un poco más extrema que las anteriores, quizá para los que hayan jugado un par de veces con las modalidades anteriores y quieran un poco más de morbo. Se trata de que el sumiso se acueste boca abajo mientras que el dominador le ata las manos y los pies por detrás. En esta posición el sumiso está totalmente inmovilizado, dejando el ano y, en el caso de las mujeres, también la vagina completamente a merced de los deseos del dominador. Esta es una excelente posición para los que disfrutan del sexo anal y de la penetración vaginal desde atrás.

Existe otra versión algo más cómoda de esta misma postura, que sería colocar al sumiso a cuatro patas y atar únicamente sus brazos, permitiéndole cierta movilidad pero dejando que el dominador haga también de las suyas.

4. La silla

Esta es otra postura muy sencilla y que permite disfrutar del sexo bondage a los principiantes. Se trata de sentar a nuestra pareja en una silla y atar sus manos por detrás, puedes hacerlo con una cuerda o con unas esposas, también ataremos sus piernas a la silla. Esta posición funciona especialmente bien si el sumiso es un hombre, ya que el ama puede subirse encima y disfrutar del sexo.

Si la sumisa es una chica la clave está en sentarla un poco más cerca del borde de la silla, con las piernas flexionadas y los pies apoyados en la superficie en la que está sentada. Las piernas se inmovilizan atando el tobillo al muslo, las manos se atan atrás y de esta forma la zona de la vagina queda dispuesta y libre para el sexo oral, los juegos eróticos y la penetración.

5. El Cangrejo

No es un secreto que el bondage puede ser un arte bastante extremo. En su extremo más sofisticado se suele recurrir a ataduras muy complejas y sofisticadas. Una de ellas es la que el sumiso abre un poco las piernas y lleva las rodillas hasta el pecho, dejando los pies a la altura de las nalgas. Allí es donde se aplicará la primera atadura, que deberá pasar por detrás de la espalda dejando las piernas completamente inmovilizadas y el área genital al alcance.

Se pueden atar las manos también a la espalda, o hacia arriba por encima de los hombros. En esta posición el sumiso solo puede disfrutar de las penetraciones y de los juegos del dominador.

El bondage es una práctica sexual que puede resultar muy excitante si sabemos cómo manejarla. El nivel de intensidad puede ir de suave a muy intenso y todo dependerá de las ataduras que usemos y del tipo de objetos que usemos para inmovilizar a nuestra pareja. Siempre hay que practicarlo con mucha prudencia, determinando previamente las señales para saber cuándo es necesario parar y tomando siempre en cuenta las medidas de seguridad, pues lo importante es pasarlo bien, sin asumir ningún tipo de riesgo.

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